RÍOS DE LAVA

Irresistibles ríos de lava, que sin rumbo arrasan con todo lo que en su imparable paso, petrificado quedaría para el resto de los tiempos.  Dos imanes en positivo  que por mucho que se empeñaran en tocarse, una fuerza superior se encargaba de alejarles. Voces de impotencia, que creían ser escuchadas lejos , bajo su percepción,  el grito más alto que pudieras experimentar, pero algo se les escapaba, y es que estaban en espacios distintos.

Del amor más grande y la confianza ciega, al momento mas sucio que hacía que una segura y brillante estrella, cayera.  Relámpagos de sangre en un cielo rojo, observado por miradas de hielo, un suceso hablado por todos y que entendido por nadie, deshicieron. De una luz blanca, a un río de lava, en el que intentando agarrarme a todo lo que no quemaba, acabé incinerada en en el frigorífico de tus palabras.  Como el choque de dos mares, que por mucho tiempo que pasen unidos, jamás intercambian sus colores. Jamás terminan de entender que el ser distinto de otro no los convierte en superiores. Las ganas se van, como las de un niño que ha pasado cuatro horas en una colchoneta. Harto de tanto bullicio a su alrededor, y de empujones de gente ajena, que al final a su persona llega, en forma de reproches de sus padres, que si ese niño ha dicho que he hecho, o que piensa que mi culpa ha sido por tirarme con los ojos cerrados, que esa niña se cayera.... Tal vez así me cuesta menos que entiendas, que todo lo que crees conocer, no es nada de lo que pienso, ni de lo que siento. Que ahora entiendo que jamás me conociste. Y que no me importa correr de un lado en el que solo está la proyección de unos gritos que salen del bullicio de la gente, que te convirtieron del mejor poeta y marinero que se atrevía contra toda tormenta, al peor amante en ocasiones, y en un ciego que no supo ver el sendero de colores que cada día imaginaba yo, cuando a través de mis labios te hacía el amor. Te quiero y te he odiado a ratos, pero me he cansado de navegar en un barco  cuyos agujeros, y no por nuestro amor, son más profundos y oscuros, que los mismísimos agujeros negros. 

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𝑬𝒗𝒂 𝑪𝒆𝒓𝒆𝒛𝒐

2019