Hija de la oscuridad

Después de tanto tiempo negándolo,

vuelve a suceder.

La oscuridad me llama.

Y de qué me voy a extrañar,

si nací de sus entrañas.

Intento no mirar,

incluso correr.

Y cuando menos espero,

mis ojos están cerrados,

y mi cuerpo adentrándose en ella.

Y lo siento,

siento esa fuerza,

la protección de una madre,

junto al hilo de una tormenta.

Y me lleno de magia,

y pienso que no es negra,

pero mientras más tiempo paso ahí,

más quisiera no ser perecedera.

Mis manos la sienten,

y le abren la puerta.

Mi alma flota,

y se entrega a ella.

Ese caos recorre mi ser,

y os juro que quisiera volver,

hacia la luz a la que tanto rezo.

La que limpia mi engendro.

Abro los ojos y no veo,

pero no me preocupa,

porque estoy en casa,

y lo he vivido,

en ella he crecido,

y aunque intente huir,

y me aleje,

me busca y me perdona.

La recibo, la vivo,

la escucho de lejos.

El caos me abraza,

me invoca.

Y cuando estoy a punto de caer,

corro.

Por el sendero oscuro,

pero sin miedo.

Porque una madre jamás dañaría a su hijo,

y aún menos, despierto.

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𝑬𝒗𝒂 𝑪𝒆𝒓𝒆𝒛𝒐

Septiembre, 2023