-8 GRADOS

He visto cómo me miras,

sé que lo haces de lejos,

miro de reojo,

y tú piensas que no te veo.

Mientras hablo con otro,

de ti me acuerdo,

pero no se puede,

no está bien esto.

Me olvido del momento

y te pierdo.

Al día siguiente despierto

con la imagen que dejas

cuando se te escapa esa sonrisa

cada vez que aparezco.

Llega un mensaje,

y lo vuelvo a pensar.

No está bien esto,

pero contesto.

Me dejo llevar.

Te veo.

Ya no hay nada que hacer.

Has tocado mi cuerpo.

Te he sentido

y eso no lo olvido.

Te pienso.

No está bien esto.

Pero qué hago si te he visto en mis sueños.

Hace unos años,

o quizás,

hace un milenio.

No puedo pararlo,

y quisiera hacerlo

para no hacer más grande

este deseo que tengo

por verte desnudo

y a mí tumbada en tu pecho.

Desnuda también,

sintiendo tu aliento.

A -8 grados,

pero sintiendo un inferno

alrededor nuestra

como si no existiera el invierno.

Ojalá no lo digas nunca

ni yo llegue a saberlo,

irremediablemente los cuerpos hablan,

aunque intentemos esconderlo.

Tú y yo seremos esa voz

que jamás, nunca

nos brindará el viento. 

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                                                                                 𝑬𝒗𝒂 𝑪𝒆𝒓𝒆𝒛𝒐